domingo, 27 de diciembre de 2020

Ortiga

La ortiga es una de esas plantas que uno acaba conociendo, quiera o no quiera, si tiene una mínima relación con las plantas. El escozor característico que produce su contacto deja un recuerdo difícil de olvidar. Además, se trata de una planta bastante asociada a ambientes humanizados,  así que tampoco resulta raro toparse con ella a poco que uno de lo proponga.

Observando cortes de tejido de hoja de ortiga (Urtiga urens) al microscopio, podemos apreciar una faceta más amable de esta planta que nos deja adentrarnos en su anatomía foliar íntima. El modelo histológico de esta especie es generalizable a gran número de grupos de fanerógamas, por lo que su observación puede tener un evidente interés didáctico.

En un corte transversal es relativamente sencillo identificar una serie de capas, si bien es verdad que antes hay que hacer el ojo a estas visiones de tejidos vegetales en fresco y sin teñir.

Si comenzamos la observación desde el haz, la parte superior de la hoja, podemos apreciar un aprimera capa, la epidermis, formada por células carentes de cloroplastos, con pared celular más bien gruesa, y de aspecto translúcido, casi transparentes. En el envés, parte inferior de la hoja, hay también epidemis, pero más adelgazada y con presencia de estomas de manera habitual. 

Corte transversal de hoja de Urtica sp. (100 aumentos)


Corte transversal indicando elementos 


Entre ambas epidermis nos queda el parénquima clorofílico, de bello color verde esmeralda. Con algo de agudeza visual podemos apreciar unos granulitos verdes, más o menos lenticulares, normalmente hacia la periferia de las células, que son, precisamente, los cloroplastos, los que otorgan el color a esta capa (y a la hoja). En este parénquima clorofílico podemos diferenciar dos capas, una primera, hacia el haz, formada por células más altas que anchas, dispuestas apretadamente, sin dejar resquicios entre ellas. Esta primera capa recibe el nombre de parénquima en empalizada, ya que la disposición de sus altas células recuerda claramente (al menos a mi) a un típico fuerte del oeste americano. La segunda capa, entre la que acabamos de describir y la epidermis del envés, está formada también por células con cloroplastos, y por tanto verdosas, pero que difieren de las anteriores encuanto a forma, ya que son más bien redondeadas (o al menos no más altas que anchas) y se disponen de manera más irregular, dejando espacios y huecos entre ellas. Esta capa se denomina parénquima lagunar o esponjoso por estas lagunas o huecos que funcionan permitiendo el intercambio gaseoso de la hoja con el exterior. Algunas de estas lagunas se comunican con el exterior por medio de una ventana de doble hoja, el estoma.

Detalle de hoja (400 aumentos).



Detalle a 400x ,resaltando con líneas de color 
e identificando capas y elementos característicos
.



En estas última fotos tomadas a mayor aumento creo que se aprecian mejor las capas que he intentado describir. He remarcado los límites entre capas, también el contorno de alguna célula y un par de estomas que por allí pasaban.
También aparece en las muestras un elemento extraño que no concuerda con el patrón histológico esperado. No es verdoso, más bien marrón claro, y tiene forma entre circular y piriforme. En las primeras imágenes, a menor aumento, se puede apreciar además como estos elementos se repetían de forma aparentemente periódica, siempre cerca de la epidermis. Estas formaciones, según las referencias que he consultado, podrían corresponder a gránulos minerales formados por sales de calcio.



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Referencias en la web:

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